Lorenzo vende en el mercado negro un potente fármaco para perder peso: Mounjaro. Lo hace desde hace dos años sin necesidad de receta ni seguimiento médico, desde su residencia en Andorra para clientes en España. “Empecé a hacerlo por mi hermana, que tenía un problema de sobrepeso. Después lo busqué para mí porque soy atleta”, afirma en una conversación por Telegram con una posible clienta. Mientras relata su historia por audios, su móvil no para de sonar: son notificaciones de clientes interesados en adquirir el fármaco.Según este vendedor del mercado negro, él no está haciendo nada ilegal: “Vendemos sin impuestos y más barato que el mercado. Estamos vendiendo salud”, dice. Cobra 175 euros por dos miligramos de Mounjaro, más 14 euros de envío por mensajería a Madrid. “Somos gente seria. Soy dietista y preparador físico. Solo aceptamos pagos por Revolut [una app de finanzas] para que todo quede registrado”, asegura. “Llevamos dos años ya con muchísimos éxitos, mucha gente que no solamente lo hace por el precio. El producto que hay en farmacia necesita frío, y el nuestro no, aunque una vez lo mezclas sí se debe conservar en el frigorífico”, afirma Lorenzo (nombre ficticio). Se refiere a preparado liofilizado, en polvo, “una forma de medicamento que no está aprobada en España”, explica Cristóbal Morales, endocrino del Hospital Vithas de Sevilla. “Esto hace que no estemos seguros de los componentes que pueden llevar, ni de las condiciones en las que lo han hecho”, señala.Mounjaro y Ozempic forman parte de una nueva generación de fármacos que están revolucionando el tratamiento de la obesidad: son medicamentos que imitan las hormonas que de forma natural generan la sensación de saciedad en nuestro organismo y eso, en la práctica, se puede traducir en una bajada de peso de hasta el 15% o el 25%, según el tratamiento. En España, estos fármacos solo se pueden adquirir con receta médica y el sistema público de salud solo financia uno, el Ozempic, para el tratamiento de la diabetes.El presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), Diego Bellido, ha presenciado el flujo migratorio de Mounjaro con sus propios ojos. “He visto cómo salen autobuses enteros llenos de gente que van desde Cádiz a Gibraltar para comprar el fármaco sin receta en las farmacias de allí. Hasta hace unos meses, era la mitad de barato que en España”, asegura Bellido, quien denuncia este mercado negro y afirma que nunca se había vivido algo parecido con otro medicamento. “Ahora mismo, el Ozempic y su familia pueden ser, sin duda, los productos más demandados del mundo”. La explicación es sencilla: el exceso de grasa corporal afecta ya a la mitad de la población adulta en países como España. Además, según datos de la Federación Internacional de Diabetes, uno de cada siete adultos en España padece la enfermedad. A ello hay que sumarle la gente que no lo necesita, pero que, por la presión de las redes sociales, cree que el medicamento mágico usado por las estrellas de Hollywood cambiará por fin su vida. “¿No quieres quitarte dos centímetros de cintura en un par de semanas?”, pregunta Lorenzo, insistente, para conseguir hacer la venta.Los “narcos del Ozempic”, como se los conoce ya en las asociaciones médicas, van y vienen. Este periódico ha podido comprobar que hay personas de Colombia que viajan a España para comprar y vender en Medellín; ciudadanos estadounidenses que viajan a España para hacer lo propio; y españoles que viajan a Andorra o Gibraltar para adquirir estos fármacos a mejor precio. Todo es una cuestión de oferta y demanda. Las recetas, el médico que la exige o cualquier otro requisito son secundarios cuando se trata de conseguir un mejor precio por una solución supuestamente fácil para adelgazar.Basta con teclear en cualquier red social “Mounjaro venta España” u “Ozempic” para que aparezca una lista de grupos de apoyo donde se puede comprar el medicamento. Una mujer colombiana vende Mounjaro por WhatsApp a sus clientes en Medellín a 530 euros la dosis de 10 miligramos. Lo consigue viajando cada mes a Madrid, donde lo adquiere más barato para revenderlo. “Tranquila, que eso es muy fácil de usar. Te mando un par de vídeos de TikTok que lo explican y listo”, dice.Asimismo, explica que en los grupos comparten cómo burlar las aduanas para no ser descubiertos. Para ello, dividen los envíos en paquetes más pequeños que no llegan directamente a España, sino que pasan por otros países con menos control fronterizo y luego se introducen por carretera. Por el momento, la compra más grande que ha detectado la Asociación Nacional de Pacientes de Apoyo para Tratamientos de Obesidad (Anato) asciende a 3.000 euros.El tráfico de estos fármacos se está convirtiendo en un problema de salud pública. Hace tres meses, Anato puso en conocimiento de la Policía Nacional y del Departamento de Inspección y Control de Medicamentos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) varias supuestas estafas relacionadas con el suministro de estos fármacos, que en conjunto afectarían a más de 200 personas.Además, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y la Red de Jefes de Agencias de Medicamentos (HMA), de la que la AEMPS forma parte, han advertido de un fuerte aumento en el número de medicamentos ilegales comercializados como agonistas del receptor GLP-1 —como Ozempic, Wegovy o Mounjaro—, usados para la pérdida de peso y el tratamiento de la diabetes. Según han informado en un comunicado, “estos productos suelen venderse a través de sitios web fraudulentos y se promocionan en redes sociales, pero no están autorizados y no cumplen con las normas necesarias de calidad, seguridad, eficacia ni correcta información”, como ha podido comprobar este periódico.EL PAÍS ha contactado con una docena de vendedores de este medicamento a través de redes sociales. Todos operan de la misma manera. Julio, por ejemplo, dice tener una farmacia en Colombia y hacer envíos internacionales de Ozempic. “No se preocupe por la receta, aquí le damos una que tengamos de otro paciente”, asegura el vendedor, que promete que el envío podría llegar en una semana al aeropuerto de Barajas.Riesgos sin recetaLa directora de Asuntos Corporativos de Lilly (la farmacéutica que desarrolla y fabrica Mounjaro) en España, Teresa Millán, explica que este fármaco solo debe usarse cuando haya sido prescrito por un profesional sanitario, y que esa receta médica debe ser dispensada en oficinas de farmacia. “Cualquier otra forma de acceder a tirzepatida (Mounjaro), ofrecida sin receta o adquirida en redes sociales, es ilegal y falsa o está siendo revendida. En ambos casos, se pone en riesgo a los pacientes”.Millán, quien se une a la campaña de denuncia de la EMA, recuerda que los fármacos no regulados, incluidas falsificaciones o adquisiciones en el mercado negro, pueden no contener el principio activo indicado, no contener ningún principio activo en absoluto o contener ingredientes incorrectos. “También pueden presentar dosis incorrectas, varios ingredientes mezclados o incluso sustancias contaminadas, bacterias o impurezas. Nadie debería vender medicamentos que no cuenten con las garantías con las que fueron estudiados y testados, y nadie debería administrarse estos productos en su organismo”.Morales tiene más de dos décadas de experiencia en el tratamiento de la obesidad, pero nunca ha visto nada igual. “Estamos en la era de los influencers y de TikTok”, resume. Medicamentos que antes solo circulaban entre especialistas han pasado a las redes sociales, donde se multiplican las copias ilegales, las falsificaciones y los vendedores anónimos que prometen resultados rápidos sin control médico. Según Morales, esta popularidad explosiva —alimentada por el algoritmo— ha empujado a miles de personas a comprar Ozempic o Mounjaro fuera del circuito sanitario. “El problema no es solo el uso fuera de indicación: muchas veces no sabemos ni qué contienen esas copias”, advierte.El precio de estos fármacos varía mucho entre países. Según los expertos, esta es la principal razón del auge de este tráfico. Por ejemplo, el Ozempic en España, con receta médica de la Seguridad Social, cuesta solo cuatro euros, ya que está financiado. Pero en el mercado ordinario, según el Ministerio de Sanidad, el precio de venta al público es de unos 128 euros. El Gobierno de Estados Unidos ha lanzado esta semana su plan para “hacer del país un lugar saludable otra vez”, tras cerrar un acuerdo con Novo Nordisk y Eli Lilly —las farmacéuticas dueñas de estos fármacos— para reducir el precio de Ozempic, Wegovy, Mounjaro y Zepbound. Estarán disponibles en Medicare y Medicaid por 245 dólares —con cuotas de 50 dólares mensuales para los beneficiarios de Medicare— a partir de abril. Actualmente, su precio puede alcanzar los 1.500 euros.“Hay que tener mucho cuidado”La endocrina del Hospital Vall d’Hebron Andrea Ciudin es experta en el tratamiento de la obesidad y en nuevos fármacos y no duda en alertar de los riesgos de esta práctica. “No tener una receta o supervisión médica puede causar muchos problemas de salud”. Ciudin afirma que han visto casos de personas que compran la pluma y van aumentando la dosis siguiendo solo el prospecto. “Esto no puede ser. Son hormonas y hay que tener mucho cuidado. Esto no pasa con ninguna otra medicación en el mundo. Pero como la obesidad se ve como algo moral o estético —y no lo es—, se trivializa. Es una enfermedad crónica”. La especialista atiende a pacientes que han ido a Gibraltar a comprar dosis más altas y han terminado enfermos. “En teoría, es legal si tienes receta, pero si no la tienes, no deberías poder conseguirlo. Además, habría que controlar la prescripción por número de colegiado, pero nadie lo ha hecho. No hay todavía una regulación”.La conclusión para Ciudin es que todo esto se basa en aprovecharse de la desesperación de muchas personas que llevan toda la vida intentando bajar de peso o, peor aún, personas que no lo necesitan y se ven impulsadas a ello por la estética de los cuerpos perfectos que promueven las redes sociales.

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